
Todos sabemos que con el paso de los años, nuestro cuerpo experimenta cambios, algunos más notables que otros. Pero ¿alguna vez has escuchado hablar sobre la disfagia? Es una palabra un poco técnica, pero es un tema que merece nuestra atención, especialmente cuando hablamos de nuestras personas mayores.
En este artículo, nos adentraremos en el mundo de la disfagia, una condición que afecta la capacidad de tragar y que es más común en adultos mayores de lo que podríamos pensar.
¿Quieres saber más? ¡Sigue leyendo!
Definición y tipos de disfagia
La disfagia es básicamente una dificultad para tragar alimentos, líquidos o, en ocasiones, incluso saliva. Esta afección puede ser temporal o crónica.
Ahora bien, no todas las disfagias son iguales. Existen principalmente dos tipos:
- Disfagia orofaríngea: Esta se refiere a problemas en el inicio del proceso de deglución, es decir, en la boca y la garganta. Si alguna vez sientes que la comida se queda «atascada» en la garganta o que la deglución no inicia como debería, es probable que estés experimentando este tipo.
- Disfagia esofágica: Aquí el obstáculo se encuentra un poco más abajo, en el esófago (el tubo que conecta la boca con el estómago). Es como si la comida o el líquido se quedaran «en el camino» antes de llegar al estómago.
Causas comunes de la disfagia
Las causas de la disfagia pueden variar. Algunas de las más comunes son: enfermedades neurológicas (como el Parkinson o el Alzheimer), lesiones cerebrales, infecciones, tumores en el esófago o la garganta, y condiciones como el reflujo gastroesofágico.
Síntomas y señales de alarma
Los síntomas más habituales incluyen dolor o malestar al tragar, sensación de que la comida se queda atascada, pérdida de peso inexplicada y tos o asfixia al comer. Si notas alguno de estos síntomas, es esencial acudir al médico.
¿Por qué es más común en la tercera edad?
Normalmente, se debe a lo siguiente:
- Cambios musculares: Con los años, los músculos involucrados en el proceso de deglución pueden perder fuerza y elasticidad, lo que puede dificultar el tragar.
- Enfermedades neurológicas: Condiciones como el Parkinson, el Alzheimer, o incluso un accidente cerebrovascular, son más prevalentes en la tercera edad y pueden afectar la capacidad para tragar.
- Otros problemas de salud: Algunos adultos mayores pueden tener condiciones como reflujo gastroesofágico o ciertos tipos de cáncer que pueden contribuir a la disfagia.
¿Qué nos dicen las estadísticas?
Aunque no todos los adultos mayores experimentan disfagia, es un tema que no podemos ignorar. Se estima que hasta un 15% de las personas mayores tienen algún grado de disfagia.
Riesgos de desnutrición y deshidratación
Desnutrición
No es solo cuestión de comer, sino de comer bien. Cuando no obtenemos los nutrientes esenciales que nuestro cuerpo necesita, nos encontramos en riesgo de desnutrición. Y aquí algunos puntos a considerar:
- Pérdida de energía: ¿Te has sentido alguna vez sin fuerzas después de saltarte una comida? Eso es porque nuestro cuerpo necesita combustible. Sin la nutrición adecuada, nos sentimos débiles y cansados.
- Sistema inmunológico debilitado: Los nutrientes son soldaditos que defienden nuestro cuerpo. Sin ellos, somos más propensos a enfermedades e infecciones.
Deshidratación
El agua es ese ingrediente mágico que mantiene todo funcionando en nuestro cuerpo. Sin suficiente hidratación, nos enfrentamos a:
- Dificultades para concentrarse: Nuestro cerebro es como una esponja que necesita estar húmeda. Sin agua, pensar y concentrarse se vuelve más complicado.
- Problemas digestivos: ¿Estreñimiento? Es una señal de que tu cuerpo está pidiendo más líquidos.
- Insuficiencia renal: Los riñones son nuestros filtros personales, y el agua les ayuda a hacer su trabajo correctamente.
Consejos para cuidar a nuestros mayores con disfagia
Elegir la consistencia adecuada
Dependiendo del grado de disfagia, es posible que necesiten alimentos más blandos o incluso purés. ¡La creatividad es la clave! Hay muchas recetas deliciosas que pueden adaptarse a estas necesidades.
Mantente hidratado, pero con cuidado
Ofrece líquidos espesados, que son más fáciles de tragar. Y, si notas que beber agua es complicado, prueba con pequeños sorbos a lo largo del día.
Ambiente tranquilo
Durante las comidas, es recomendable que el ambiente sea calmado y sin distracciones. Esto permite que la persona se concentre en tragar.
Posición erguida
Asegúrate de que la persona esté sentada correctamente, en una posición erguida, durante la comida y al menos 30 minutos después de comer.
Observa y escucha
Estar atento a signos como tos frecuente durante las comidas, cambios en la voz después de comer o beber, o si se quejan de que la comida «se queda atascada», puede ayudarte a adaptarte y actuar rápidamente.
Buena higiene oral
Mantener una buena limpieza de la boca es crucial, ya que reduce el riesgo de infecciones y facilita el proceso de deglución.
Consulta a profesionales
Un logopeda o terapeuta del habla puede ofrecer ejercicios y técnicas específicas para mejorar la capacidad de tragar.
Paciencia y amor
Como en muchas situaciones, la paciencia es esencial. Anima a tu ser querido a tomarse su tiempo al comer, con tranquilidad. Muestra empatía y comprensión puede marcar una gran diferencia.